«¿Qué somos? ¡Empresarios! ¿Y qué queremos? ¡Dinerito! ¿Y cuándo lo queremos? ¡Siempre!» 🤑
Hombre claro, pero para eso hay dos cositas que tenemos que tener en nuestros negocios: liquidez y solvencia. Si te estás paseando por aquí, con todo lo que tendrás que hacer, es porque ya te hueles que son dos conceptos distintos y te interesa saber la diferencia, ¿verdad?
En efecto, liquidez y solvencia son dos cosas diferentes, aunque de algún modo puedan ir de la manita. Pero tampoco tiene por qué.
Mejor nos dejamos de intrigas, que esto no es la sinopsis de una peli. Voy a contarte ya mismo qué son la liquidez y la solvencia y en qué se distinguen.
¿Qué es la solvencia?
La solvencia se refiere a la capacidad de la empresa para pagar sus deudas, la cual depende por completo de sus activos (formados por sus bienes y derechos).
Esa capacidad de pago se calcula a través del ratio de solvencia, que se obtiene dividiendo el valor total de los activos entre el valor total de los pasivos (los pasivos están formados por las deudas y las obligaciones) y excluyendo el patrimonio neto (formado por la diferencia entre los activos y los pasivos).
Entonces, para saber si una empresa es solvente tenemos que comprobar si tiene suficientes pasivos como dinero en efectivo, cuentas corrientes, bienes inmuebles, derechos de cobro, vehículos y maquinaria.
Si fuera así, quiere decir que la empresa podrá hacer frente a sus compromisos de pago.
¿Qué es la liquidez?
La liquidez consiste en la capacidad de los activos para convertirse en dinero a corto plazo, por lo que en este caso se tienen en cuenta los ingresos que aparecen en la caja o en la tesorería e la empresa.
Por lo tanto, para medir la liquidez que tiene la empresa no nos fijaremos en muchos de sus activos como sus inmuebles, máquinas y coches, ya que estos no se pueden convertir en dinero rápidamente.
Entonces, una empresa que tenga mucho dinero en efectivo en sus cuentas corrientes se puede decir que tiene una liquidez elevada. Lo cual no quiere decir necesariamente que sea solvente, como veremos a continuación.
Si una empresa tiene buena liquidez, podrá hacer frente a sus compromisos de pago más inmediatos. Pero no tiene por qué tener la misma capacidad en el largo plazo.
La diferencia entre liquidez y solvencia
Ambos son conceptos que guardan relación con la capacidad de pago, pero ambos se diferencian sobre todo en que mientras la liquidez refleja la capacidad de pago de la empresa a corto plazo, la solvencia sería la capacidad de pago a largo plazo.
La liquidez mide la capacidad de los activos de convertirse en efectivo, mientras que la solvencia haría referencia a la capacidad de la empresa de cumplir con sus compromisos financieros en el futuro.
Otra diferencia entre ambos es que si la empresa tiene poca liquidez, esto puede afectar a la solvencia. Pero si lo que tiene es riesgo de caer en la insolvencia, puede terminar en bancarrota. Por ello, el riesgo es más alto en el caso de la solvencia que en el de la liquidez.
Además, cuantos más activos corrientes tenga la empresa, tendrá mayor liquidez. En cambio, será solvente si cuenta con otros activos que le puedan proporcionar financiación a largo plazo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que el hecho de que una empresa tenga una liquidez alta no significa que sea muy solvente. Esto podemos verlo rápidamente con un ejemplo.
Ejemplo práctico de liquidez y solvencia
Pongamos que una empresa tiene un millón de euros en su tesorería, pero prácticamente no cuenta con activos en su balance. Si le pide a una entidad bancaria un préstamo de 2 millones de euros, es más que posible que no se lo conceda, ya que la empresa tiene liquidez pero no presenta capacidad de pago a largo plazo.
Hay que tener en cuenta que el hecho de que una empresa posea activos y por lo tanto sea solvente le sirve de garantía al banco a la hora de prestarle dinero. Porque si el negocio comienza a tener problemas para pagar, podrá continuar haciéndolo liquidando ese patrimonio (que incluso se puede llegar a embargar, llegado el caso más extremo).
Al final, todo esto de si una empresa tiene liquidez o si es más o menos solvente se ve en un documento que se llama balance de situación, donde se recogen los activos, pasivos y el patrimonio neto con el que cuenta el negocio.
«Balan…¿Qué, GesTron?»
Balance de situación se llama el asunto. Es normal que no te suene, porque un emprendedor como tú tiene que saber de muchas cosas, pero solo le falta tener que saber también de contabilidad.
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